Dos poemas de Rodolfo Dagnino: Cactus y Refrigerador

Poemas publicados en el número uno de la revista literaria Inmóvil

INMÓVILPOESÍA

Rodolfo Dagnino

7/17/20253 min read

A pesar de los años

contemplo aún el cactus que trajimos

de Arizona.

La planta desértica que estira sus espinas

para darnos en el dolor

la memoria de tu ausencia.

Ella ha devastado otras contingencias vegetales,

en un perímetro de sequía que la tiene como centro

y ha impuesto su propia memoria de desiertos

en los horizontes de la olvidada jardinera.

Ha establecido la ley de su aridez como si con ello

lograra recuperar el código de su nacimiento

sitiado por el lejano aullido de los coyotes,

el aguijonazo del escorpión,

y la sonaja de la serpiente que no se percibe hasta que la muerte es.

Un cactus que ahora son seis y que se elevan hacia las nubes

como si tuvieran la intensión de desgarrarlas

hasta descubrir tu nombre que se confunde con la lluvia de agosto.

Sobre todo, este cactus que se levanta enhiesto como el presente

en el que eres la forma que la palabra traza,

la permanencia de tu corazón duro y tenaz,

tierno y de jugosa carne verde,

que se eleva sobre el relámpago

en el que recordarte es una savia lenta y limosa

que apaga el fuego de las viejas heridas.

Tu corazón es un cactus, una planta que sobrevive

a las ventiscas de arena y sol que los años de tu ausencia imponen;

presencia inalterable de la mujer que fuiste en la edad de nuestras

[fortunas.

Eres un cactus, madre,

cactácea de mil espinas que en su aguda resolución

exige la gota de sangre que nos vincula como plantas

de una distinta y humana química;

resistencia de dura piel que resguarda la ternura del gajo

que de tu corazón muerdo con la precaución del viajero

que sabe que su viaje no es sino el regreso

hacia su pequeña Ítaca familiar.

En ocasiones, la vida parpadea

y el refrigerador deja de funcionar.

Nada del otro mundo:

pensamos para mitigar la sacudida que provoca esa premonición [aciaga.

Pero antes de indagar de dónde nos sale la palabra “aciaga”,

tan opuesta a la primavera reciente de cantos de aves y florecimientos,

recibimos sobre el rostro el golpe de la pestilencia, al abrir la

puerta.

Adentro, la muerte, que debería simular frescura y vitalidad,

atiende ya a los dictados profundos de su descomposición.

El jamón, la leche, el guisado de la suegra, el pozole de cerdo

que tantas alegrías trajo el domingo anterior,

son ahora los signos irrefutables de la decadencia.

La señal es clara: de ahora en adelante

la vida será el empeño de no dejar que la corrupción

ocupe todos los rincones de la existencia;

de impedir que la fetidez, que crece en las entrañas de la máquina,

reseque las plantas que,

a pesar de nuestros descuidos humanos,

nos obsequian su oxígeno con verde generosidad

No lo queremos aceptar, pero es el inicio del fin.

¡Y son tan caras las reparaciones¡, y mucho más el remplazo del

[aparato doméstico,

que ahora luce francamente aciago (otra vez la palabrita):

presencia cruel que nos acecha con su mirada muerta de metal.

Ojalá Dios tuviera conocimientos en refrigeración, pensamos,

o nos concediera su divina gracia a manera de créditos a fondo [perdido;

ojalá, por lo menos, existiera.

No queda otra más que buscar un nuevo mañana,

alertar a la tribu y cruzar el desierto hacia un hogar distinto

en el que el refrigerador sea un ángel de blanco susurrar

que desvanezca, por las noches, los aciagos sueños de putrefacción

que han perturbado a la familia desde el inicio de los tiempos.

Por: Rodolfo Dagnino

Refrigerador

Cactus

Pese a haber nacido en la Ciudad de México, Dagnino es un referente de las letras nayaritas. Ha publicado, entre otras obras, Polvario (2013, Libros Invisibles), el libro de cuentos Las insoportables transparencias (2014, Libros Invisibles) y Padre (2021, Ediciones del lirio - UAN, Premio Nacional de Novela Breve Amado Nervo). Ha obtenido diferentes premios, entre ellos el Trapichillo de poesía (2001, 2005 y 2007), los Juegos Florales Nacionales de poesía Amado Nervo de la UAN (2005) y los Juegos Florales de Poesía "Alí Chumacero" de Acaponeta (2011 y 2016). Dagnino cursó la Maestría en Estudios de Literatura Mexicana por la Universidad de Guadalajara, y actualmente se desempeña como Editor de la Dirección de Fomento Editorial y Artes Gráficas "Alí Chumacero de la Universidad Autónoma de Nayarit.